14 ago 2023
Jorge Volio o sobre la importancia de la religión y la contradicción
ToC
- Introducción
- Volio: crianza, educación, credo y proyecto
- Jorge Volio y Oilov Egroj
- El profeta de un cristianismo sin cristiandad
- En las paredes de las instituciones
- Referencias bibliográficas
Introducción
La política y la religión han estado presentes de manera casi simbiótica gran parte de la historia humana y no es hasta hace algunos siglos que la secularización del aparataje estatal moderno es que se extirpa, al menos institucionalmente, la influencia directa en el quehacer político, el deseo de instituciones como la Iglesia católica. Desde luego, la religión sigue presente en las clases y todos los estratos sociales en algún grado, sin embargo, su injerencia se ha visto reducida drásticamente con relación al siglo XX y, por supuesto, siglos anteriores. Esta clase de aseveraciones, que suenan de manera relativamente universal, al menos en el mundo occidental moderno, parece una obviedad. Ahora bien ¿es razonable aplicarla con la misma pretensión en Costa Rica? Curiosamente, es el único Estado confesional de todo el continente americano, cosa escandalosa en términos ilustrados y para la modernidad en general, no obstante, es objeto de un caso ambiguo que varía como se defina y con qué objetivo se pregunte que, sin duda alguna, sigue teniendo al menos cultural un peso enorme en la historia nacional y hasta en el mismo desenvolvimiento de la política costarricense (Arce, 2016). Sin embargo, resulta igual de prudente estudiar el origen de esta amalgama tan particular que se da en la esfera política, pues, nos puede dar luces acerca de las repercusiones en el panorama político contemporáneo y una comprensión más cabal de lo que parecen ser aún brasas importantes de ideologías tales como la teología de la liberación o la teología tomista, que tanta repercusión tuvieron en Latinoamérica en los movimientos sociales y revolucionarios del siglo XX (Tahar Chaouch, 2007).
Tal es el caso de Jorge Volio, figura que carga consigo tanta historia como leyenda y que su vida desde luego, y con mucha razón parece “una serie de acontecimientos que las más de las veces parecen más imaginados que vividos” (Trejos, 2008, p. 23).
Pese a todo esto, este ensayo, más que un examen riguroso acerca de su biografía que, por supuesto es importante y tendrá su espacio, se enfocará más en los aspectos filosóficos del pensamiento teológico de Jorge Volio que, a través de su praxis política y a lo largo de su vida, sin duda, dejó una impronta sumamente profunda en el Estado de Costa Rica, sus instituciones, y desde luego, la propia población que hasta el día de hoy, aunque se hayan reducido enormemente la cantidad de católicos practicantes y ortodoxos, todavía se ven destellos del pensamiento socialcristiano de Volio, aun cuando los ticos continúen, como dice el resabio popular, cristianos a su manera.
Puesto que los cristianos se equivocan y Dios sí castiga dos veces, llevo conmigo, además, la cruz de ser hegeliano y aquí es cuando “el más obscuro de los filósofos” (Leónidas, 1965, p. 76) resulta exageradamente útil, pues en su penumbra, influenciado por toda la historia de la filosofía hasta su tiempo. Hegel, además de ser testigo de algo tan sublime e inconmensurable para la modernidad como lo fue la Revolución Francesa, el luterano reflexionó largo y tendido acerca del papel de la religión en un proyecto político e institucional en relación con la población y el Estado (Hegel, 2012). El propósito es, entonces, desmenuzar los aspectos más importantes de la filosofía de Jorge Volio, que tuvo praxis directa con la teología de la liberación y contrastarlo, no sólo con puntos de inflexión en su vida, sino también con lo que sólo constituye un ápice de la riqueza y complejidad de la filosofía política hegeliana, rescatando a su vez, el horizonte comunista marxista, pues resulta aún más rico desmontar la imagen caritativa, vanguardista y popular de Jorge Volio con una lectura marxista real.
Volio: crianza, educación, credo y proyecto
Conviene pues, partir por los datos biográficos más esqueléticos de la vida de Jorge Volio para poner en contexto al personaje y sostener la influencia en la memoria popular, la cultura conciliadora costarricense y, más determinante aún, en la institucionalidad del país.
Jorge Volio Jiménez nace un 26 de agosto de 1882 y muere (aunque pareciera que todavía vive en las paredes de los edificios institucionales) el 20 de octubre de 1955. Criado el seno de una familia numerosa y profundamente conservadora, fue el penúltimo de quince hijos. Fue un niño particularmente enfermizo, de carácter sumiso y tranquilo, la educación estricta de sus padres lo hicieron de un temple sensato. Mostró interés por la lectura a muy temprana edad, se graduaría de Bachillerato en el Liceo de Costa Rica 1901. Sin duda la religiosidad en su crianza calaría hondo en su persona. Es encomiable, su imperiosa capacidad de levantar proyectos aun a corta edad, pues con solo 20 años funda el diario católico “La Justicia Social” en 1902, junto con el posterior Semanario “La Nave” en 1911 con casi 30 años (Trejos, 2008). Estos escritos serían presumiblemente los más coherentes puesto que la sistematización de su pensamiento lo haría ya a avanzada edad y está lleno de errores gramaticales, hasta sintácticos (Chávez, 1998).
Es por esa misma época de lucidez y juventud, que en 1903 partiría a Europa persiguiendo el hábito sacerdotal, asentándose en el Seminario León XIII de la Universidad de Lovaina en Bélgica. Ahí mismo sería reconocido con distinción su grado en Filosofía al año siguiente, sin embargo, su tesis titulada “El Pesimismo” se perdió (Trejos, 2008). No sería hasta julio de 1909 que se le conferirían las órdenes sacerdotales. No obstante, su estadía en Europa no fue inerte, recorrió varios países del viejo continente, entre los cuales es importante detenernos en un suceso en particular si lo que nos interesa es criticar la teología mística y las tesis que Volio empuñaba tan fervorosamente en sus años de juventud y mayor actividad política.
Renovado con el clima intelectual de Europa, sus conflictos, problemáticas e ideas, regresaría a Costa Rica airoso durante mayo de 1910, fundaría el antes mencionado Semanario “La Nave”, que contendría reflexiones de Volio acerca de las coyunturas políticas del país, llamamientos diversos a los movimientos populares y por sobre todo, sus escritos teológicos, influenciados profundamente por Tomás de Aquino (Trejos, 2008), sin embargo, se ven a lo largo de sus textos el intento de salir de la filosofía del pensador medieval puesto que no le parecía lo suficientemente radical en sus fundamentos para conectar la Iglesia y los feligreses, en artículos de “La Justicia Social” ya reclamaba abiertamente contra la supuesta censura y la contradicción de la libertad de expresión con el interés de la Iglesia por ocuparse de asuntos públicos y expresarse por sus creyentes (Trejos, 2008), sin embargo, no es difícil vislumbrar que lo que hay detrás no es la representación de los cristianos frente al aparataje estatal, sino una imposición activa y efectiva de la Iglesia como institución, puesto que esta siempre está por sobre los feligreses comunes por una simple razón: es la institución que es la mediadora entre Dios y la humanidad. Esto se ilustra de manera aterradora en tesis tan absolutas como oscuras existentes en las premisas que sustenta en su propia teología mística, negando la propia racionalidad del ser humano como característica que lo distingue y ultimadamente configura las interacciones sociales en su mayoría, sino que, además apela a los extractos con la figura más castigadora y autoritaria de Dios. Para muestra un botón:
“La teología mística ciertamente presupone los artículos de la fe pero no se adquiere ni por la luz de la razón ni se consigue por medio del estudio sino que se da a conocer a partir de la amistosa comunicación con Dios según aquello: ‘Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando’” (Chávez, 1998, p. 26).
Jorge Volio y Oilov Egroj
Ocurre, sin embargo, un hecho particular en la vida de Volio, en 1912 se perfila en la Revolución de Nicaragua en las fuerzas sandinistas. Nótese, que la lucha antiimperialista y revolucionaria nicaragüense tenía frentes marxistas ortodoxos. Estos frentes tenían los enemigos bastante claros y, desde luego, entre ellos estaba la Iglesia. Si bien Volio siempre se manifestó a favor de las luchas sociales, se decía comunista y socialista de manera indistinta (cuando no son lo mismo) y tuvo contacto con dirigentes importantes, hasta el punto de pelear junto a los sandinistas. Aunque en 1915 renunció al hábito, Volio estaba completamente ensimismado y alienado por su formación religiosa sacerdotal. Sin embargo, la teología de la liberación ofrecía una tercera vía que reconciliaba el profundo sentimiento anticlerical y reformismo liberal propio de la doctrina marxista (Marx, 1966, 1970; Marx & Engels, 2009) y el fanatismo recalcitrante de Volio, pues planteaba que el común denominador tanto para los feligreses como el pueblo en general, no sólo era la opresión del despojo material era la ambiguo pero efectiva retórica de la falta de Dios en las masas, y que la caridad de la Iglesia y el cristianismo resolverían las problemáticas sociales a través de la reconciliación y la paz (Tahar Chaouch, 2007). Hegel (2012) tendrá mucho que decir acerca de la reconciliación, pero ya se pondrá sobre la mesa.
Es ya evidente lo contradictoria que es la obra y vida de Jorge Volio, sin embargo, el discurso populista, su innegable compromiso con las demandas sociales que de 1917 le valdría escapar a Honduras durante el régimen de los Tinoco, donde escribe “El año funesto y la Traición a la Patria”, sin embargo, al volver tendría una meteórica carrera política, brevemente, siendo electo diputado en 1920 por Alajuela, hasta ser jefe y candidato presidencial por el Partido Reformista en 1923. Al año siguiente sería nombrado Vicepresidente y finalmente caería enfermo por las tensiones que levantó el “Proceso de Liberia” en 1926, siendo enviado a un manicomio en Bélgica (Trejos, 2008).
Ojalá existiera alguna evidencia concreta de la profundidad que la estadía en el manicomio tuvo en él, sin embargo, hay que reconocerle algo es su capacidad de innata de caricaturizarse y llegar a extremos consigo mismo. En la biografía y texto compilatorio de Trejos (2008) acerca de la vida y obra de Volio, hay un escrito de León Pacheco que señala un hecho tan aterrador como ilustrativo acerca de la personalidad efusiva y errática del ex-sacerdote que en 1929 estuvo en Italia maravillado por el ascenso del fascismo:
“Supimos luego que regresó a Costa Rica después de haberse zambullido en la demagogia de don Benito Mussolini, más estridente aun bajo los cielos claros y maliciosos de Roma. Volvió a su solar, fascista, de la misma manera como en su juventud había regresado socialista o reformista, a una Costa Rica donde no hay nada que reformar porque todo está a medio hacer” (p. 25).
“Hombre contradictorio, y siempre el mismo, no pudo hacer nunca nada como los demás” (Trejos, 2008, p. 53).
Nos encontramos pues, frente a un ideólogo, pensador y filósofo que en definitiva es sumamente influenciable y no tiene un proyecto concreto. Aunque Rodolfo Chaves (1998) intenta articular las premisas y tesis que sostenía Volio en vida respecto a su teoría política reformista y su teología mística, lo cierto es que muchas de las formulaciones que levanta como la experiencia de la fe fueron ya tacleadas extensamente a lo largo de la filosofía moderna, particularmente con Kant (1998), quien en 1781 ya había desarticulado toda experiencia de la fe como “saber” puesto que esta no era parte de una operación de la Razón misma. Los roces con la crítica kantiana a la teología y el rechazo de Volio a esta con la que “forcejeó toda su vida” (Trejos, 2008, p. 53) probablemente venga del hecho que el oriundo de Königsberg ya había desechado el punto de probar la existencia de Dios puesto que la experiencia divina no es asunto de la racionalidad y que, por lo tanto, el preguntarse por su existencia es contraproducente por el mero hecho de que está de una manera incognoscible el ser en sí mismo (siendo este Dios como tal). En otras palabras, la fe no configura un conocimiento, no es un saber. Esto debe haber descolocado profundamente al fanático de Volio, quien sostiene que la fe tiene diversos grados de conocimiento: “la unición del Espíritu Santo os enseñara acerca de todas las cosas” (Chávez, 1998, p. 29). Como vemos, el viejo igual de mañoso y fanático religioso de Kant (1998) ya le había desmantelado el sistema teológico mucho más de un siglo antes.
No resulta extraño entonces ver el comportamiento tanto intelectual como político completamente desfigurado de Volio. Sin embargo, hay que tener algo de comprensión con el pobre Oilov Egroj, y reconocerle quizás el único momento en su vida en que fue realmente Jorge Volio manteniéndose del lado oficialista en 1948 y luchar contra los insurrectos en su afán de defender las garantías sociales que, con todo el truncado camino recorrido, se habían ganado finalmente de hecho (Solís, 2006). Mantuvo su postura incluso habiendo sido tomado preso y humillado por los Figueristas y se declaró enemigo acérrimo del PLN lo que quedó de su vida (Trejos, 2008).
Aun así, queda plantear unas últimas problemáticas.
El profeta de un cristianismo sin cristiandad
¿Era viable en términos doctrinarios y políticos la masa filosófica amorfa de Volio? No. Siguiente pregunta. Bueno, no con n mayúscula pero también con un asterisco, tengamos algo de paciencia a Jorge Oilov.
En una sección escrita por Arnoldo Mora en el compilado de Trejos (2008) titulada “Jorge Volio o el profeta de un cristianismo sin cristiandad” que, aunque ya vemos que completamente alejado de la realidad, no hace sino levantar entre la polvareda la pregunta de si esto era lo que deseaba Volio realmente: una sociedad reconciliada. Nótese, que el místico nunca abandonó la religión porque de hecho esta tenía un compromiso social real y podía cambiar de manera efectiva las condiciones de los mas desfavorables.
En este sentido, el proyecto del compromiso de un Estado secularizado con una población congregada que vive reconciliada y en comunidad es una tesis filosófica y política más que defendible y es exactamente la sociedad que Hegel (2012) plantea a lo largo de su basta y densa obra filosófica. En la Fenomenología del espíritu, en la sección Religión, Hegel (2012) hace un repaso de la historia de la conciencia humana y el rol que la figura de Dios en la historia de la humanidad. Para el más oscuro, Dios y la religión no son lo que da sentido al mundo ni garantiza la vida en sociedad en armonía, son meras representaciones universales que, secularizadas y rescatando interacciones como el perdón y la reconciliación cristiana, pueden configurar una sociedad que, regulada por el Derecho y el Estado, puedan dar fin a los problemas sistemáticos. Ahora bien, este planteamiento (desde luego reduccionista y extremadamente sucinto de la filosofía política hegeliana) es compatible y mucho más vinculante que la teología de la liberación, puesto que Hegel (2012) nunca deja de lado el conflicto en las sociedades humanas y por supuesto no hace caso omiso que, frecuentemente, los problemas son intersubjetivos.
Sin embargo, hace mucho mas plausible lo que dice sostener la teología de la liberación y, si se reconfiguraran las premisas absolutistas de Volio en su teología, se le diera un núcleo doctrinario que siga teniendo el bienestar social como fin último y máxima expresión de la divinidad y la fe, se hace un proyecto más llevadero y coherente. A Marx (1966, 1970), sin embargo, tendría muchos peros para Volio en su praxis y fanatismo religioso pues criticó la religión y redujo a Dios como una configuración meramente ideológica. Además, llegó a la conclusión que el Estado de Derecho y el problema estaba en la división social del trabajo y la propiedad privada (Marx y Engels, 2009). Pero, nuevamente, para darle un respiro al pobre Jorgito (que ya debe tener un dolor en el pecho en el más allá a este punto), convengamos que por mucho que el Partido Reformista según Mora (Trejos, 2008) y Chaves (1998) haya intentado sostener una retórica social reivindicativa, aunque haya peleado por el frente sandinista, no era marxista y nunca lo fue, ni jamás iba a ser.
En las paredes de las instituciones
Para este punto, resulta innegable el rol fundamental que tuvo Volio en la historia costarricense durante gran parte del siglo XX. Estuvo ahí en los movimientos populares y su obra descansa en la institucionalidad y las garantías sociales que se ganaron a lo largo de las décadas. Siempre en la primera línea, y aunque completamente inconsistente filosófica y políticamente, su ímpetu e infatigable compromiso es innegable y digno de reconocer. Jorge Volio, Oilov Egroj, Jorgito, sin duda es importantísimo en la historia nacional. Su errático e indescifrable comportamiento, pero férrea voluntad, es quizá una muestra del espíritu de este país, con una población que no es “no es chicha, ni limoná’” (Jara, 1971, 36s), pero que, sin embargo, ahí está, intentando hacer y vivir en comunidad.
Referencias bibliográficas
- Arce, C. (17 de mayo de 2016). ¿Es Costa Rica un Estado Confesional?. Semanario Universidad. https://semanariouniversidad.com/opinion/costa-rica-estado-confesional/
- Chávez, R. (1998). Un acercamiento al pensamiento teológico de Jorge Volio. Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, Editorial de la Dirección de Publicaciones.
- Hegel, G. W. F. (2012). Fenomenología del Espíritu (14. ed). FCE.
- Jara, V. (1971). Ni chicha ni limoná [Canción]. El derecho de vivir en paz. DICAP. https://youtu.be/rX_NFOLYxb8
- Leónidas, J. (1965). Los escandalosos amores de los filósofos. Escuela de Filosofía Universidad ARCIS.
- Kant, I. (1998). Crítica de la razón pura (M. García & M. Fernández, Trads.; 6. ed). Editorial Porrúa.
- Marx, K. (1966). Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 (W. Roces, Trad.; 2. ed). Editorial Grijalbo.
- Marx, K. (1970). La ideología alemana: Crítica de la novísima filosofía alemana en las personas de sus representantes Feuerbach, B. Bauer y Stirner y del socialismo alemán en la de sus diferentes profetas (W. Roces, Trad.; 5. Aufl). Grijalbo u.a.
- Marx, K., y Engels, F. (2009). El manifiesto comunista. Antología del Capital. Brontes.
- Solís Avendaño, M. A. (2006). La institucionalidad ajena: Los años cuarenta y el fin de siglo (1. ed). Editorial UCR.
- Tahar Chaouch, M. (2007). La teología de la liberación en América Latina: Una relectura sociológica. Revista mexicana de sociología, 69(3), 427–456.
- Trejos, G. (Ed.). (2008). Vida y leyenda del General Volio. Editorial Juricentro.